sábado, 13 de octubre de 2012

PRÁCTICA 1: GIOVANNI SARTORI




Giovanni Sartori es licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Florencia. Además, es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. En 2005 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales.
         En esta entrada voy a profundizar en dos de sus obras que considero que tratan temas bastante polémicos: “Homo videns. La sociedad teledirigida” y “La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros”.




         “Homo videns. La sociedad teledirigida” es una crítica a la actual sociedad, en la que el domino de la imagen sobre el de la palabra escrita está transformando al Homo Sapiens en Homo Videns. La televisión es un medio de comunicación de masas que ha cobrado muchísima fuerza frente a la prensa escrita. Estoy totalmente de acuerdo con Sartori en que el ser humano se está convirtiendo en un Homo videns, que ve pero que no reflexiona sobre lo que se le está ofreciendo en imágenes. En mi opinión, creo que todos en alguna ocasión nos hemos dejado encandilar por “la caja tonta” como algunos la llaman. Desde pequeños estamos sometidos al poder de la imagen. El niño comienza a conocer el mundo a través de lo que las imágenes les ofrece, perdiendo progresivamente su capacidad de abstracción. Por otro lado, Sartori no deja de lado la fuerte capacidad que la televisión tiene como instrumento de poder y en mi opinión, de manipulación de masas. Giovanni también afirma que en el mundo del homo videns, á única autoridad es la de la pantalla. Esto nos hace más vulnerables a engaños a través de las imágenes. A su vez, la televisión nos envuelve de imágenes con un poder de atracción muy grande dejando de lado otros aspectos que quizá siendo más importantes, no tienen esa capacidad de atracción. 
         Es evidente que la televisión y la radio se han convertido hoy en día en dos de los medios de comunicación de masas más importantes. Cada vez se leen menos libros, menos periódicos, por lo que estos dos medios se han convertido casi en la única fuente de información de las personas, sin olvidarnos de Internet, por supuesto. Estoy totalmente de acuerdo con Sartori en que estos medios de comunicación de masas están dando lugar a individuos solitarios, no podemos olvidar a la multitud de jóvenes que se encierran en sus habitaciones innumerables horas frente al ordenador o la televisión. Tampoco podemos dejar de lado la cada vez más inusual imagen de niños jugando en el parque. Hoy en día, muchos de estos niños permanecen en sus casas jugando a videojuegos que los mantienen despreocupados del resto del mundo. 

         Aquí os dejo una entrevista realizada por el periódico El País en Abril de 2001 a Giovanni Sartori, que está encabezada por la siguiente frase: “La inmigración sin límites es una amenaza”. Estaré encantada de recibir vuestros comentarios sobre la entrevista.
 
         En “La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros” Sartori afirma que los países occidentales se están viendo expuestos a una llegada masiva de inmigrantes, fenómeno cada vez más imparable. Sin embargo, estos países sí que se están aprovechando de una mano de obra barata y dispuesta a trabajar en ámbitos que los occidentales rechazan. Aun así, las consecuencias de esta llegada de inmigrantes son: problemas entre personas de diferentes culturas y una sociedad cada vez más fragmentada. A su vez, Sartori afirma que el país receptor debe reconocer los derechos de los inmigrantes, pero que éstos a su vez deben de reconocer los derechos del país de acogida. Es por este motivo por el que el autor se opone al establecimiento de una ciudadanía diferenciada. 

         Estoy de acuerdo con las afirmaciones de Sartori en las que dice que una sociedad dividida en grupos no es una sociedad pluralista. Tal y como afirma, una comunidad no puede sobrevivir si en ella coexisten diversos grupos que rechazan las reglas para una convivencia pacífica. Es por esto por lo que afirma que una sociedad en la que conviven diferentes grupos no tiene que ser obligatoriamente una sociedad pluralista, pues es condición imprescindible para ello, que exista una tolerancia recíproca entre todos esos grupos. 
         Me ha llamado la atención un concepto que Sartori introduce: “el contraciudadano”, que rechaza los principios de la sociedad que le acoge, mientras que se beneficia de las ventajas que esa misma sociedad le ofrece. En mi caso, sí que he podido conocer a algún “contraciudadano”, por lo que estoy de acuerdo con el concepto que este autor introduce.
         Para concluir esta entrada, me gustaría decir que vuelvo a coincidir con Giovanni Sartori, en que la inmigración es un problema complejo, que requiere de mucha reflexión y no de soluciones fáciles que no conducen a ningún lado.

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